SUDÁFRICA

Mejorar las oportunidades de empleo para las mujeres y niñas supervivientes de violencia basada en género refugiadas en Sudáfrica.

¿DÓNDE?

Hacia Sudáfrica migran o se refugian miles personas provenientes de todo el continente africano. En 2019, se contabilizaban 89.285 personas refugiadas y 26.453 solicitantes de asilo. Al año, se registran más de 40.000 violaciones, aproximadamente 1 violación cada 15 minutos. Esta “pandemia en la sombra”, se ha visto recrudecida por la COVID-19 y los efectos del confinamiento. 

Además, la demora del análisis de la solicitud, las trabas administrativas durante el proceso de renovación y espera de la resolución, y la escasa aprobación de las mismas (8%) hacen que el país tenga el mayor número de solicitudes de asilo sin resolver en la región. Este contexto fuerza a este colectivo a vivir en condiciones de pobreza, precariedad y marginalidad, ya que son excluidos del sistema sanitario, educativo y del mercado laboral, y pueden ser víctimas de actos xenófobos violentos. Estas dificultades hacen del Estado sudafricano un contexto hostil para la población refugiada urbana, y pueden ser agravadas entre los grupos sociales más vulnerables.  

Sudáfrica

se produce una violación

personas refugiadas en Sudáfrica en 2019

¿A quién va dirigido?

El proyecto va dirigido, mayoritariamente, a mujeres refugiadas urbanas que provienen de la República Democrática del Congo, Zimbabue, Nigeria y Burundi.

De entre las dificultades que afrontan las mujeres que se han visto obligadas a abandonar su país de origen se encuentra la xenofobia, el racismo, la violencia sexual o basada en género, la crianza de los hijos como madres solteras, el desempleo, la explotación, las barreras del idioma o la dificultad inherente a los procesos burocráticos. 

¿Qué hacemos?

Esta iniciativa busca que 60 mujeres y niñas refugiadas supervivientes de violencia sexual y de género, en Johannesburgo y Pretoria, sean capaces de cubrir sus necesidades de protección, fortaleciendo su autosuficiencia; que diversifiquen sus actividades económicas y que mejoren su resiliencia; y que incrementen sus oportunidades laborales. Para ello, las mujeres participantes del programa serán parte de grupos de apoyo psicosocial, podrán beneficiarse de herramientas de protección social, acceder a cursos de formación profesional y recibirán apoyo en la gestión de sus pequeños negocios.

¿Con quién trabajamos?

El Servicio Jesuita de Refugiados trabaja bajo el compromiso de caminar con las personas refugiadas durante el proceso de desplazamiento. La presencia del grupo terrorista Boko Haram entre otros muchos conflictos de diversa índole, hace imprescindible el apoyo a mujeres y niñas de Nigeria, Burundi y RDC, entre otros países.

PROTEJAMOS Y FORTALEZCAMOS LA AUTOSUFICIENCIA DE ESTAS MUJERES